HILITO DE CARNE
Mi cuerpo
hilito de la carne descolgado de una madeja de historias
Pedacito de barra que se desplaza a la muerte, como una gota de silencio en la mitad de algo que persiste ruido
Este lugar que alude a todo y no tiene nada, deshauciado, trémulo, pajita de hierba creciendo en senderos olvidados
Ni un pulso que me aliviane el miedo, ni una caricia que redima para siempre
Cuerpo radical, materia contundente, vulnerable a los deseos, camarada inhóspito que cada día de mí cobra todas las auroras.
NOVEDADES LÍRICO DESMONTADORAS
Dónde están mis compañeros muertos
los de la arenga libertaria
los de la esperanza infinita
Qué ha sido de sus pasos enarbolados en la lucha
sus sonrisas optimistas
sus mágicos desvelos
Dónde ha fallecido su voz
decibeles del viento
huracanes de aquel grito que nos llueve llaga adentro
Qué ha sido de esa mirada del futuro
su cuerpo valeroso
su carne expuesta
su coraje y todo ese amoroso delirio
Dónde han puesto su cuerpo tumefacto
su roja sangre
su escorpión herido
Danos futuro alguna señal de su grandeza
la fiereza de la marcha
la resolución del acto
la viva voz de su incontinencia
Dónde están mis compañeros muertos
estos siglos de silencios
esos brazos que construyeron barricadas
y en la noche se nos fueron
Denos una señal espuela de la herida --la que se cuece--
danos un norte de su paradero
una brújula antiamnésica
un parador de sol
devuélvenos al menos los heroicos trajes
que en su tenacidad siempre vistieron
Me duele esta historia de gigantes desalmados
la de siempre
la de todos los días en todos los Estados del Orbe
la de todos los tiempos
Me corroe como un animal que desgasta
me rinde
me hace caer de rodillas y me juzgo sobre el poder de levantarme
Me quedo perpleja como una fierecilla herida en la mitad del campo
me desdigo en toneles de libros
me permeo de voces que liberan
y lloro océanos de cuerpos ausentes y desaparecidos
Vorágine de un dolor sin exclusiones
completamente de todos
lo más nuestro
la insana intemperie de los desamparos
la pobreza fiscal de cada cuerpo
Queda delante de mí el gran sudario
filas de nombres entrecruzados de olvido
disparos difusos
metrallas clandestinas
Correr herida entre la niebla densa
buscando máscaras
subterfugios
trincheras para guarecerse del miedo
escudos contra el hambre, la miseria y el fuego del verdugo
Camarada
un susurro de tu voz en mis manos es un tesoro
la memoria de lo de siempre
cuando iniciamos la caminata nocturna por los cuerpos femeninos
Tu velero saeta rozándome el obligo
los senos redondos, los besos, los amancebados itinerarios
la fuerza de tus palmas sosteniendo el vientre
los besos en las piernas
las cautela
las tres bocas entonando siempre el mismo beso
Compañero
nuestra causa ha sido el cuerpo
tu cuerpo y las mujeres
las sornas de luz
las noches de ironías
las ausencias y ese llanto del que nunca nos hicimos dueños
Tus retruecanos en gemidos intensos
las lineas de los rostros en los excesos de la sangre
ellas, cofrades de ese espectro en que la ambigüedad no puso pero sobre la vagina o el glande
Poeta de luz y del destierro
amigo
hermano
amante
ella y tu voz
los dos pedazos de mi carne
Escasamente te conozco
no he visto la pesadez de tu sueño, la testarudez activa, el miedo, la lisonja, las tardes de alharaca
desconozco las auroras boreales más intestinas y privadas que tu alma circunscribe en cada giro
pero intuyo que te caes
que me mientes
que inventas frases de cariño para alimentar mi poco fuego l
Escasamente te conozco
tu piel no me habla de ese secreto inicial
ese paso libertario que fuera aquel primer beso
las infecciones
la insania
la locura cervical de toda esta pedantería
pero se que me respondes en silencio
con el lecho caldo
con la piel erguida
Escasamente se de tu hondas cavilaciones por las que nunca pregunto
qué me importa si al besar me tomas del costado y te aferras a mí sin amarrarme
no necesito escudriñar tu bolsa
lamer a una a una todas tus ideas
pero yo se que te escurres en la noche
con pisadas lentas
detrás de las almohadas
con besos de otras bocas
Escasamente te conozco
el motor del latido más íntimo de tu corazón no dice nada
no quiero yo saberlo
pero ya se que cuando fallas
sólo me queda el abrazo inmenso de mi poquedad para adorarte
porque sé que como yo
te debes a otros cuerpos.
Querido amado
antes de desfallecer quiero que me beses con la intensidad de las luchas en las que nunca fuimos victoriosos
guarecernos de los maltratos
las liviandades del ego
los cinismos
las arengas que en el cajón se nos volvieron insultos cuando crecimos y nos acomodamos
Querido compañero
antes de claudicar con este desenfreno
quiero que te poses en la rama más alta de la cúspide de mis neuronas
grites tus espantos
y te lances desde allí sin miramientos
experimentes en mi cuerpo una locura escondida
una experiencia remota
arcana
aún imperceptible
Querido hombre de ojos amuleto
antes de la ruindad definitiva quiero besar los ademanes de tu protesta, tus ironías cívicas, tus coqueteos con la fiebre temeraria
y erguirnos como aves de sal sobre la carne muerta
exorcizar los ruidos
evitar caer en la familia
no tener hijos
Querido amado, tigre y espuela
antes de que me pierdas en la incontenible lucha contra la medianía que todo lo infecta
quiero un besos sideral, hecatómbico,
un mordisco audaz
una masacre de labios ensalibados en nuestros cuerpos juntos
tu y yo y nuestras manos eyaculando banderas sin nombre y territorio
cubiertos de un líquido seminal aún más libertario que todas las pesquizas ajenas de lo público
plenos de todo nuestro poder desnudos
ausentes de la franca miseria
que entre grito y grito
a todos nos consume
Quisiera en tardes como hoy
irme con mi pala y me perro
desentrañar montañas
correr los velos de la mirada y el corazón mezquino
En tardes de letanías
en las que la periferia se instala en el ojo como un grano
cuando ver llover el mundo en un suceso blando, falso, engorroso
es tan sólo un pasatiempo de ciegos ilustres y muertos sin motín
Quisiera urdir una tela desdentada
parir un aparato boreal
una arteria elevada al espectáculo
una llovizna de hambre
un sigiloso espasmo que todo lo permea
Tarde de ruina en las solapas de los carabineros
gritos lanzados desde el fondo del fondo de todo los cadalsos
luz de nada
fuego frío
Quisiera un arcabuz de luna
una rosa en la venas habitadas de carroña y perfumes con almíbar
una piedra mundo
un salvador de sueños
una latido capaz de robarle un gemido a las estrellas
Quisiera un puerto
una madera donde asir mis manos
mi cuerpo desgastado y mis ventanas rotas
un anzuelo de abdomen
un sol cleopátrico
una hilo de colores para amarrar estiércol
Quisiera en tardes de Malinche
verme a la cara sin culpa y sin vergüenza
hurgar mis intestinos
tomar el corazón en un respiro
triturarlo, molerlo, enterrarlo
Y quisiera, en tardes nauseabundas
morir perpleja
habitar todos mis orgasmos
Hay mañanas en que la noche pasó no se sabe a qué horas
en que las letras están atropelladas y los textos no tienen sentido
mañanas de calavera
aciagas
frías
Hay mañanas en que amanece cansado el lomo de tanta victoria falsa
de tanta tartamudez de viento
Hay mañanas en que uno se da cuenta de sus enemigos ocultos
Hay mañanas en que los caprichos se quedan del lado de afuera de la puerta
impertérritos
y una se desploma en sus fracasos
Hay mañanas en que la tasa de café no tiene cafeína y la noticia del diario a penas señala la crónica real de la carne sufrida
Hay mañanas en que uno siente que todo pasa brevemente
que la salud se angosta
que la democracia escasea
Hay mañanas que la testarudez pesa como una tonelada
el vientre se encoje
los recuerdos de la pobreza se inflaman
Hay mañanas de dolores mínimos y de penas inmensas
esas de la historia
de las casas sin ventanas
de los cuerpos calcinados
del cinismo
de la histeria
Hay mañanas que no abrigan
como puertos en los que tras mil intentos
nunca se hunde el ancla
Necesito que me abraces en medio de la aciaga circunstancia.
Piedra del viento
gemido dorsal de las historias
aguas de la noche
silvidos
pestes
tugurios
Piedra del incendio
lugar del holocausto
purga y sacrificio
luna migratoria
Piedra de los tiempos
cíclica, redonda
seno de la madre que germina en todo
principio del principio
serpiente
Hembra