HILITO DE CARNE

Mi cuerpo

hilito de la carne descolgado de una madeja de historias

Pedacito de barra que se desplaza a la muerte, como una gota de silencio en la mitad de algo que persiste ruido 

Este lugar que alude a todo y no tiene nada, deshauciado, trémulo, pajita de hierba creciendo en senderos olvidados

Ni un pulso que me aliviane el miedo, ni una caricia que redima para siempre

Cuerpo radical, materia contundente, vulnerable a los deseos, camarada inhóspito que cada día de mí cobra todas las auroras.

NOVEDADES LÍRICO DESMONTADORAS

SUR

Aquí la noche tarda muchas horas

se desteje solitaria entre matorrales agrestes

compulsiva flora
estridente margen
Aquí la noche se alarga por entre las avenidas y las casas de bareque
de plástico
de ruina
Soñamos todos y ellas
las busca línea
las siempre limbo
un agujero en las manos
para perdernos por entre el silencio de los rotos de nuestra propia carne
y verificar misterios
más allá de lo que todos asumen como cierto
Poderoso sur del Sur 
que tiembla como un espejito a punto de quebrarse
en un aleteo de mariposa
en un canto de rosas
en un vocablo diario
Aquí los cuerpos fermentamos mundo
los paria de los paria
los siempre externos
los fulminados
Tendidos en las terrazas de las ciudades del Sur
ebrios
estridentes
rechinantes
brillantes
amorosos
Uno a una en los besos 
uno a una en los destierros 
unos a uno con las manos florecidas en medio de tantos muertos
Y no somos panteón ni adoramos la miseria
Sólo sureños
sureños en el sur del Sur
hacia la Patagonia
hacia la Gran Selva
hacia los Andes
hacia Anáhuac
hacia el Extremo
hacia la Ira
hacia la Sangre
Besos derramados en todas las pieles de estos excluidos amantes camaradas
Aquí la imagen se rompe para reproducirse en trecientos mil modos de agua
y nadie que no sepa sur
puede sur
que de otro modo sea

Donde tu voz y la mía se quedan perplejas una ante la otra
ese lugar amparo de todos los siniestros
donde desnudas mis manos de caricias y las cuelgas en su cuerpo
donde mi glande desflora como un milagro en plena primavera
y mis ojos se hunden en tus ojos con un silencio que no aterra ni derrumba
El corazón de nuestra intimidad tan íntima 
bostezo delirante de los besos
gemidos que retozan por todas las paredes y se cuelgan de ventanas y de puertas
Lugar críptico ausente de todas las miserias
los mezquinos desacatos
las infames turbulencias
Donde tu muslo es una cordillera que remonto paso a paso
con su lengua
lugar de los atisvos adentro 
cavernas de nuestras entrañas
Donde los tres que nos amamos tanto
sin remilgos
sin pudores
nos damos boca a boca la palabra misteriosa pronunciada en pleno orgasmo
Donde el reino de tu tacto, de su tacto, de mi tacto
henchido de voz y sin placebos
se enarbola y grita
se ensambla entre las piernas y prorrumpe en delirantes espasmos
Donde la injustica no llega
donde la voz iracunda de los desamados pisa el umbral y se quiebra
muda
sola
mal amada
egoista
intransigente
pura
Donde la saliva es caldo primario de nuestra frágil existencia
donde el sudor que gotea por su espalda
rosa mi mirada y tu cuerpo lo festeja
Donde papila 
salitrocidad y amuleto 
son nuestros dedos de tres entrelazados
Donde mió y tuyo
propio y ajeno
nunca
los tres
hemos pronunciado

Hubiésemos tenido más libertad para no vendernos tanto
ni a tan bajos precios
para que esta conciencia no se conviertiera en un producto del mercado
Hubiésemos estado en la batalla cuerpo a cuerpo
contra el fusil
contra el disparo
Llamándonos camaradas
hermanos
compañeros
Pero nos tocó el fiambre de la historia
el raquitismo social
la mentira 
el poder con su inmensa vanagloria 
Hubiésemos crecido con antorchas en las manos
con puñados de estrellas
con sueños y esperanzas
Pero 
en el juego y la pirotecnia
la escacés de las promesas
los sueños que otros dijeron estaban infundados
Cierto
el Norte
el gran Norte con sus magnos apotegmas
sus seductoras voces
la ilusión de la riqueza
Sin embargo
digo yo que no me entiendo tanto
hubiésemos podido fijar otras calendarios a la espalda
menos miserables
menos excluyentes
Y luego 
abrirnos al gozo del encuentro
a la risa
la bien amada risa
la risa que ahora nos falta 
que le falta a los verdugos 
a los victimarios
a lo secuaces
a los pobres
a los perdidos
Hubiésemos engendrado poliamor
polifamilias
trilogias eróticas donde ser hombre o mujer
es lo de menos
Lo demás fundar otras consignas
magníficos orgásmos
ver crecer los hijos apoyados en tres cuerpos
o en cuatro o qué se yo
Y mudarnos lentamente
a la tierra tolerante
al Estado libertino
al moento libertario
sin doblemoral
sin tanta sangre
Hubiésemos podido todos crear otros latidos
otras luchas por cosas menos necesarias
otros modos de consignar nuestro cuerpo
contra las opresiones
Hubiésemos
¡sí hubiésemos!
pero nos tocó el delgado hilo de la historia
con sus cardúmenes de muertos
sus locuaces mentiras
Con todo 
nos queda el delirio 
la excentricidad como protesta
Nos queda no olvidar heridas
criticar siempre a pesar de las tristezas
Y andar andar andar
fundando otro contacto
a pesar de los hipócritas
con amor amor amor
encarando sus pérfidos engaños

Arnulfo que enciende la palabra
en todos los altares
en estas periferias
y vibra telúrico en su vientre
y aclama
y bendice el pan y se desdice en tramas
camina 
se eleva
y vuelve 
y persigue con su pie de obrero 
con boca en llama
y baja al caluroso valle
Arnulfo que ampollas en los pies
que árboles de pueblo
que frutos germinando
osado en parsimonia
senderos dibujando
Arnulfo que gozo de la fe
que cimbra en la esperanza
que no vende la consciencia 
que prefiere aquella muerte 
que hace tiempo prolifera
ya que no le espanta
la de Allende
la de tantos que no dejaron la briega
Arnulfo que comulga
que confiesa
que se erige en maderos crucifijos
que sueña y que entorpece la voz del asesino
Ya no miran la historia de los padres
ya no ven las risas 
los enjambres
las locas muchedumbres
No recuerdan estos brotes delirantes
porque como dicen indolentes caminantes
¿para qué recordar tanta miseria?
Pero si se calla
la voz de los cantantes
nos recuerdan 
nos miran
interpelan como pájaros audaces
Arnulfo de la sombra
del pan y el vino mendicante
que curita en tregua
que obispo
que amor por los labriegos
que justicia en tierra
Arnulfo que no muera
que se reviva en cada hombre
en cada mujer
en cada turbulencia
La con orgullo travesti 
sacerdotiza en quimera
Arnulfo bien amado
Arnulfo que no cesa

A veces
cuando el silencio reina
yo me pregunto
las desbandada de pájaros
de asaltos de la duda
el miedo
yo me pregunto
quien amilanó la aurora
quien pinchó todos mis dedos
para no tocarte tanto
nunca más el tacto
nUnca más 
ni tan siquiera tu sombra
A veces
yo me interpelo 
como una gran interrogación que se escabuye
tirada en la existencia
muda
pausa
quieta
tonta
A veces
pica el alacrán en toda la neurona
y una se despierta
pensando en esos ecos
de los gritos
de la ausencia
A veces
yo me interrogo
y entonces
sueño de luz
el fango torpedea


Esta noche 
tu paso de paloma
se frenó en el umbral de mis compuertas
se detuvo como un pergamino que se incendia antes de tocar las manos
se marchó como una gacela que huye
como un alba que se pierde tras un invierno voraz y repentino
Sabía que la noche tiene augurios
que las heridas de repente se destejen
que los golpes te mantuvieron al margen
desde entonces
hasta siempre
Esta noche 
tu paso de ala germinal del aire
se quedó solitaria ante el zarpazo de los tigres
de los perros
de los devoradores de hombres y cara pisasueño
y me quedé solo en el sigilo
como un sello hecho tinta pero sin mano que le asiente
secándose
perdiéndose el contacto
Esta noche
la risa de aquellos dos disparos
se detuvo en nuestra casa
pegada a las paredes
y no pude salir corriendo
para rescatar tu último rostro
una audaz mirada
un beso aéreo para recordar en la locura
en la rabia
de esta noche
Esta noche
tus labios errabundos
se frenaron en seco
sin posar el beso mariposa y alharaca
marchitos para siempre
golpeados para siempre
perdidos, tu y yo, los dos ante la nada



Cómo no injuriarlos
cómo dejar de lado las evidencias
las pesquizas
las señas
las condenas
Cómo no sentir como los otros
parados en la turba
dispuestos al disparo
como una flor que rinde y que se entrega
Qué clase de leche amamantó su vigor septembrino
su esperanzada calma
los días que nadie sospechaba estos caldalsos
Qué monstruoso seno parió tanto verdugo
para que dirigiera nuestra escena
truncara para siempre todas las miradas
Cómo dejar que sus gritos se envilezcan 
y que ese cuerpo calcinado
prendido en llamas en todas las plazas del mundo
como una antorcha de trapo arda, se queme y se pierda
Cómo permitir que la mentira reine
que los secuaces se pudran en su obscenidad y miseria
Cómo no denunciar el raquitismo de esta vida
Cómo dejar pasar por alto 
las fosas
los centenares de cruces 
los cuerpos explotados en canteras
Qué clase de individuos producen las familias
tan ciegos
tan sordos
tan encumbrados como falsos profetas
Qué clase de muchachos salen de la escuela
con su vocación burguesa
con su saber como una espuela, un puñal, una bomba
un complot contra los pobres vestido de proeza
y dominarlos
humillarlos
despreciarlos
vejarlos
golpearlos con brutal indiferencia
Quién les adormece el alma
borra las heridas
cuece cicatrices
y les lleva a olvidar esta cultura de la histeria 
Quién trepana aquel cerebro 
Quién chupa su sangre como sanguijuelas
Quien les despojó la piel que siente frío
Quien lesionó para siempre su firmeza
Cómo no encarar a esos criminales insidiosos 
buhoneros de trastienda
hombres sin fe 
sin destino
cuyo corazón es una piedra
Cómo no destruirlos a punta de palabras
de esperanza
de dondes sin reclamos
de alegrías a pesar de las tristezas
Cómo no decir ruindad de los espíritus
Cómo no volar
cómo dejar de sentir a tanto precio
cómo no dejarse omnubilar por otros gestos
otras plurales creencias
como no elevarse
henchirse
amarse y precipitarse por encima de las falsas promesas
Cómo no desnudarse
vertirse
regarse como un agua que se evapora
un beso que en medio del odio se distiende
un sarpazo de amor que lentamente
cala la mezquindad
y la aligera 

Al comandante Hugo Chávez en su muerte, con respeto, admiración y tristeza ante su partida

 

No anduvo una historia en silencio
no fueron gratos el arsenal de suertes
los dichos temerarios
las sornas y las burlas
Toda la diatriba de los días de octubre descolgándose en la loma
los tinacos de cuerpos
las sangres que se mezclaban con el ollín y el polvo
Era todo un río descomunal de gente entre la ira
¿Quien iba a suceder en las orillas del Imperio?
¿Dónde nació la aurora de esta gesta libertaria?
No era el tiempo de la nunca revolución
Pero hoy se habla de los Macabeos
¿Cúando sería?
Tras la jornada de ruidos un pedazo de ala rota se corrompe
se tiende
se avalancha
Un criminal de acero se ladra a sí mismo frente a un espejo
Los niños dilatados sobre el piso se cortan los brazos y las piernas
¿Qué nos queda pregunta la señora que viene a limpiar la casa?
Otros modos de gestualizar la historia
de socavar los nombres
de entretejer miradas
Otros aluviones de rocío y menta fresca
Otros ojos insondables que robarle al paraíso
Otros lugares de pugna
un navió que entrecruza el tuétano
que naufraga en la agitada médula cubierto de neuronas
Este reloj sin alarma ahora suena
pero ya es muy tarde
hoy nadie quiere levantarse

Y qué puedo ser yo tan inhóspita
tan llena de esta fiebre que derrite icebergs
qué puedo ser yo sino un panfleto que se lee a medias
que se tira o que se rasga
Conozco esta historia que me navega el alma
no esta historia apocada de mi nombre
tampoco la historia de los derviches que me bailan en la sangre
Hablo de esa historia que riega de rojo el continente entero
que lastima la neurona
como un barco petrolero que se apura a encallar y verter su negro espesor sobre la diástole
esta historia del anonimato impune
de los cuerpos tendidos
del hazme reír en los cadalsos
Qué puedo ser yo sino un grito que se pierde
una contrición que vagabundea por la plaza buscando alguna presa
un cuerpo que apenas gesticula
oropel
vanidad
histeria
Una broma en la boca abierta de un gato que tan solo ronca 
un sismo en las manos de un anciano torpe
una orgía de escupitajos y botas militares
Hace falta más que miedo para hacerse tan absurdo
hace falta más que biografía para creerse tanto
en medio de un tiroteo que desmiente cada pétalo de flores
cada uno de nosotros siendo un francotirador que se ufana de ser el entremés de la gran jornada
el fauno psicodélico de no sé qué extraña moda
Qué soy yo más que lo no dicho
eso que me callo debajo de la almohada
que destejo con puntapiés en los sueños en los que la guerra pasa
con su titilar de brazos y de piernas
con sus injusticias pasadas 
sus desvelos cotidianos
los moretones que en los ojos ya no se ven 
y que corrompen
gangrenan 
hieden 
disimulados a punta de perfurmes
Debí nacer en otro ápice de mundo
Y qué puedo ser
Qué soy
Qué puede un cuerpo
no estar aquí me salva el seso
pero me recuesto y otra vez la noria insistente que señala
un síncope de duelo en la mirada
la testarudez de este circo tan humano
salpicado de muertes
el mundo
su gran ego

Una camina sola
por la tarde
bajo el sol que hace ruidos en su luz tan amplia
y se queda mirando la navaja que rasga los vestidos
que desmiente con sorna la alevosía de las que hemos permitido al viento decir una carcajada
las que gritamos en la mitad del tiempo
los gemidos incansables de los diarios
Y luego una ve todos esos rostros empotrados
colgados
como fotografías de un museo andante
una fosa descubierta
un plan desmantelado
o como estampitas de escapulario que todos cargamos en el pecho
Luego la retina inflamada de imagen se tiende en la trinchera que está afuera
en medio de los cuerpos
una escarmienta de la historia
un ringlete que gira en las manos del esqueleto de un mono
pasajes clandestinos
No hace falta ser una mosquita muerta que se pierde en la rotonda del burdel
cerca a la barra
para desvelar las homicidios que todas llevamos a cuestas
incautas
ebrias de soledad 
damas sin cautela
errabundas
aparentemente alegres
pintadas en ese placard en que se guardaban las horas del suicidio
para esperar un mejor respiro
menos nefasto
menos látigo y encuesta de control
para no marchar con tanta prisa hacia los cementerios
Una camina sola por la ciudad que se acuesta sobre la nube de humo
fumarolas de respiros 
de tantos huesos perseguidos
de tantas caras lapidadas
Una se resquebraja sola
y se atuguria
se enturbia
se diluye en las tinieblas
y luego 
si hay un espacio de silencio
una sola
libre
estupefacta
llora 
para escanciar los aluviones de ira 
sedimentados en el alma

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