ALCOBA



Cómo no injuriarlos
cómo dejar de lado las evidencias
las pesquizas
las señas
las condenas
Cómo no sentir como los otros
parados en la turba
dispuestos al disparo
como una flor que rinde y que se entrega
Qué clase de leche amamantó su vigor septembrino
su esperanzada calma
los días que nadie sospechaba estos caldalsos
Qué monstruoso seno parió tanto verdugo
para que dirigiera nuestra escena
truncara para siempre todas las miradas
Cómo dejar que sus gritos se envilezcan 
y que ese cuerpo calcinado
prendido en llamas en todas las plazas del mundo
como una antorcha de trapo arda, se queme y se pierda
Cómo permitir que la mentira reine
que los secuaces se pudran en su obscenidad y miseria
Cómo no denunciar el raquitismo de esta vida
Cómo dejar pasar por alto 
las fosas
los centenares de cruces 
los cuerpos explotados en canteras
Qué clase de individuos producen las familias
tan ciegos
tan sordos
tan encumbrados como falsos profetas
Qué clase de muchachos salen de la escuela
con su vocación burguesa
con su saber como una espuela, un puñal, una bomba
un complot contra los pobres vestido de proeza
y dominarlos
humillarlos
despreciarlos
vejarlos
golpearlos con brutal indiferencia
Quién les adormece el alma
borra las heridas
cuece cicatrices
y les lleva a olvidar esta cultura de la histeria 
Quién trepana aquel cerebro 
Quién chupa su sangre como sanguijuelas
Quien les despojó la piel que siente frío
Quien lesionó para siempre su firmeza
Cómo no encarar a esos criminales insidiosos 
buhoneros de trastienda
hombres sin fe 
sin destino
cuyo corazón es una piedra
Cómo no destruirlos a punta de palabras
de esperanza
de dondes sin reclamos
de alegrías a pesar de las tristezas
Cómo no decir ruindad de los espíritus
Cómo no volar
cómo dejar de sentir a tanto precio
cómo no dejarse omnubilar por otros gestos
otras plurales creencias
como no elevarse
henchirse
amarse y precipitarse por encima de las falsas promesas
Cómo no desnudarse
vertirse
regarse como un agua que se evapora
un beso que en medio del odio se distiende
un sarpazo de amor que lentamente
cala la mezquindad
y la aligera