HILITO DE CARNE

Mi cuerpo

hilito de la carne descolgado de una madeja de historias

Pedacito de barra que se desplaza a la muerte, como una gota de silencio en la mitad de algo que persiste ruido 

Este lugar que alude a todo y no tiene nada, deshauciado, trémulo, pajita de hierba creciendo en senderos olvidados

Ni un pulso que me aliviane el miedo, ni una caricia que redima para siempre

Cuerpo radical, materia contundente, vulnerable a los deseos, camarada inhóspito que cada día de mí cobra todas las auroras.

NOVEDADES LÍRICO DESMONTADORAS

En el germen está la soledad y luego el beso 
en el origen la soledad 
en cada inicio la soledad
De repente el horizonte se ensancha
el camarada aparece
pero se mantiene en la sombra de ese borde
ese límite que no rescata nunca del dato primigenio
la soledad reina como una sabia meretriz de asfalto

Pero en el germen está la soledad y nada más 
luego de ella
este pedazo de carne en una cerrazón total
un acto en el el cuerpo se hace un lugar inconmensurable
apodícticamente solitario
el Uno sobrel Uno mismo
sin par
sin el duo de la alteridad que reposa al otro lado de la piel
En el germen está la soledad y luego el mundo
en principio una fuerza clandestina que se inflama
se encona
se hace lo que cada franja del propio sino dibuja sobre el tiempo

Puede llegar el año de la algarabía
el momento del fermento en que la voz del otro nos anuncia un gozo inconsiderable
puede la preñez de la diferencia decirnos amor
construir puentes tan sólidos como la roca
pero en el germen está la soledad y luego nada

Este pedazo de uno mismo que no se niega a dejar de ser y que no se consuela con difuminarse entre las cosas sin conciencia
este deseo ferviente de ser uno mismo quien es
y no otro
ni otra cosa
Este burdel ensimismado
esta vela que se consume
pero antes de todo darse en luz
antes del incendio de todo aquello que nos habita
esta la soledad y luego la frontera de la propia rabia de esta soledad 
lo único que permanece
lo único que de nosotros queda

Mente en cepa
delirante ventana en la que se ve el infinito
en la noche de marzo
cuando la primavera ronda por sobre las manos

Mente en ascuas
en la longevidad del viento
en los años aparecidos en purgatorios de hembras
pieles de la luz 
atajo de la dicha

Mente abierta
como una bóveda celeste
arquetipo de la idea
lengua
palabra 
suicidio de la voz

Mente lanza
corredor oculto
en las vecindades de la aurora
que sueña en tu pecho el pecho más amado por la boca
brujería de sol
nido de labios que son enredaderas

Impoluto
este rezago de cielo en la mirada
este cosita que alumbra dentro
como una candelita guardada en el interior de un relicario
como una velita que no se apaga
que muda brilla
que gime sola
Este lugar secreto y hondo
rescoldo de lo más íntimo de mi propia intimidad
sombra de mi sombra
latido de todas mis pulsiones
gemido de mi nada
ser de las andanzas
astucia
vuelo
niño que me habita
Preclaro
nido de gorriones 
enroscado entre las ramas
puño en mis pulmones
en absoluta quietud y desenfreno de lo móvil
Esta ardua faena entre la carne
este silvido estertóreo 
este graznido de ave migratoria
que se agita
que sumerge
que deambula por las habitaciones de alma 
repasando uno a uno los nombres que le habitan
Grandioso pedazo de mí mismo
señuelo de la muerte
retazo de la luna adherido a mi semblanza
signo de la noche
corazón
brote del destino

Estos días de letargo
en los que la ciudad cae como roca de la mano
en los que los años se acumulan 
debajo de las cosas
como una humedad de antaño
Estas modas que nunca concluyen
los disturbios permanentes de las almas
los lugares comunes
las repeticiones sin salida
los arquetipos lejanos que comandan los miedos
Este asfalto solitario
esta pequeña cárcel en la que fumarse un cigarrillo
es un acto de ternura
fuegos fatuos
risas sin sentido
Cada apuesta un mero sigilo en el despertar monótono
de estos días en los que la distancia se hace enredadera muda
padre y madre castigos del alma
lejanas voces que no duelen
que no se extrañan
Estos días de mucha luz y toda ausencia
en los que reposar es un destino
estar en paz una condena
aura de los peces que terminan pudriéndose en los platos
comensales inanes
Días de letra muerta

José Luis que entra
que viene en las ruedas de la bicicleta montando su sombra
cabalgando paisaje temerosos
pálidos
verdes
brumas estridentes que se enredan en la córnea y luego explotan
ríos caudolosos y cascadas de luz en las que el agua canta
lo profundo
lo de antiguo
la voz de los senderos en un oriente ajeno
milenario
distante
José Luis en los palacios
templos retorcidos con el fuego de la boca de dragones briosos
sobre la piel amarilla de los arroceros
las cumbres melindrosas que se elevan 
como caprichos de la tierra
cual hondas perturbaciones de la roca
José Luis y ese paisaje
selva esculpida entre las manos de un buda inmenso
caña de bambú que por más que se tense no se rompe
entero en estos días en que mi casa tiene luz y todo canta
lejano su cuerpo de mi ombligo
cercano su beso de mi anhelo
La mañana abre la sonda del contacto
ruge mi vientre
se eleva mi sueño
campos del Vietnam
en la piel fatigada y en el pulso 
en la yema de los dedos del amado 
el cuerpo andariego que en la distancia 
sin ser parte de mi
de esta soledad es compañero

Me voy sola
a pescar lejos
un dintel de piedra
para sostener mis desvencijadas puertas
Me voy lejos
con un paso militante
a la orilla de la nubes
para sentarme largo rato
reposar en redondo
desollarme en privado
Me quedo austera
con la diligencia a cuestas
sin preámbulos grandiosos
con mis letras muertas
Me deshago quieta
a la luz del desamparo
me corrompo
me río con enojo
me lanzo
todo entera hasta le médula herido
pájaro en el sable
estruendo del disparo
Me deposito en mis propias manos
pichón de carne
huesos ahumados
Me desdigo lentamente
recojo una a una las pesadas cuentas
de mis densas frases
me las trago
Me derrumbo en secreto
en este cuarto infinito de ventanas escabrosas
apuñaleo mi vagina
fraguo mis penas
me silvo
me hundo
me fluyo a lo más sedimentado de mi muerte
me voy a mi miseria

Este borde que navego
casi herido
casi muerto
esta honda queja de pasión insana
este telón de fondo que nunca muda

Este aplauso de alharaca
este camerino pobre
estas luces turbulentas 

Este cuerpo que se angosta
este deseo que se agrieta
esta palabra que se muda
estos labios que se cierran

Estos días en el vórtice de la pequeña longevidad de un diente
estos armarios de ropa vieja
esta saliva que se escurre
esta sorna que se descalza en mi puerta

Estos calendarios que caen
este nuevo siglo ya cansino
estos parajes de luz tan solitarios
esta carne hinchada de sexo
estos besos diarios

Este piélago de iras
estos azares de ausencias
este remedo del llanto
esta mueca libertaria

Este camino derramado
este sino agrietado
estos huesos desahuciados
esta luz que apaga el viento

Caminar adelante en medio de la esfera que todo lo corrompe
no claudicar
no ensimismarse
irse de uno mismo siempre
hacia el Otro
ese extraño Otro
ese terrible Otro que siempre nos abisma
que nunca nos comprende
Vertirse, derramarse en medio de la acera como el paso que se dona
y entregarse entero al Otro,
el que la insidia levanta
el que el margen mantiene
el que busca lo distinto
Darse al Otro en franca competencia con la envidia
en auténtico torneo con el ego
mirarlo de frente 
saber que es siempre esa alteridad que desgarra
que hiela
que espanta
Otro uno mismo más que uno
como una llaga abierta permanentemente
ante la falibilidad que nos confirma
Irse sin miedo ni capitulaciones
no esgrimir argumentos
no caer en la parodia y la mueca del Logos penetrante
abrirse
caerse
rendirse
descansar frente al Otro en la negación constante 
de las imperiosas mezquindades que carcomen
Salir del paso de la falsa noria de victimario y víctima
y ser un astro fulgente
una nube de rocío
un lirio delirante

 

A Danna Levin Rojo y LadyZunga Orgánica Cibernética

 

Mujercita de piel sin escafandras, mudo cuello de corbatas que no cuelgan, hoy me convencí de los austeros ruidos que en la almohada tejes en la noche, cuando platicas con el alba que aún no amanece, cuando corres en los sueños zurciéndole los rotos al mundo y colgando calcetines en los alambres de todas nuestras terrazas. 

Esposita infiel con las palabras, con la espalda desmoronada de la tarde, pescadora de mis senos y mi vientre, me convencí de las pócimas que diluyes en mi café de la mañana cuando vienes a mi borde y me tocas mi pelo rojo, mi rojo corazón y mis costados. 

Maridita mia, empecinada en la rabia, tejida entera por la rebeldía, arengando contra la desidia, yo soy la fe que tú me tienes. Te desdices en los ademanes que hacen como si el mundo aún, con toda su locura, fuera un dientecito de leche puesto en la mesita de la cama para que a la mañana germine sonrisas y carcajadas que alegran. 

Querida mia, queridita, te alumbras, te oscureces, como la luna, llena de fantasmas, de hospitalidades infinitas, de lágrimas, de manteles con pan y frutos del mercado. 

Concubinita de mis noches, de las sábanas sin tedio, mordisco contra la injusticia, cuando marchas, adelante, sin freno, perdida en la protesta y el tumulto, lejos de mi, perdida de mi cuerpo.

Encantar, el donarse es encantar
ser una hada estridente
un martillo de magia
Una Medea sin causa
y sin hijos
llena de celos
erguida
Ser una bruja
una Casandra
Una vendimia que fluje
entre la carne y el exceso
Una dadora de luz
una esperanza
un camino que reverdece
un aliento
una fuerza que se fuga
Encantar, el donarse es comprender,
ser un Merlín travesti
un hombre sabio y loco
un archiprestidigitador de gozo y tacto
Encantar como un preámbulo
como un inicio
como un mar que se agita
como una tormenta sin consuelo

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