SUFRIR TANTO


Quien era el que descendía a Cristo cada abril y lo ponía en un sepulcro
como si el dolor del muerto fuera un uso cotidiano
una arma de perdón en medio de todos los daños
Ahora estoy seguro que una extraña maldad anidaba en ello
algo de luctuoso perfectamente programado
un miedo a la luz
una resurrección a cuestas, eso es sintomático
Y es que pensar en el olvido es una cosa
pero pensar en el perdón otra muy distinta
Uno perdona bastante cada día al leer la miseria de los diarios
perdona la televisión en la fonda
los ruidosos comerciantes
la activista presumida
y más lentamente uno perdona hasta el desamor y el abandono
Pero si te arrastran como a un perro y luego te llevan al cadalso
y sigues perdonando
algo de ira falta en el silencio
algo de fuerza resta en las palabras
algo de voluntad se echa de menos en la carne
Quien puso mantos de estrellas en la viuda santa
la madre herida
la vagina segmentada
quien la puso así de triste, lúgubre y falsa
Ese perdón tan femenino
de dónde vino esa resignación a ultranza 
en que mujer cupo
qué lastre de muerte se carga en una madre que no se mesa los cabellos y se arrastra y gime e implora y no se calla
Yo he visto a las vacas lejos de su ternero acechado
y no caben en su holgura
se deshacen
brincan
gimen 
lloran
Quien nos engolosinó tanto con la sangre
los clavos
los crucifijos y todos los cadalsos
Quien nos pidió meter una víctima en medio de los sesos
buscar lo imposible
amamantar una sed insostenible 
que se instala en todos los peldaños
Quien abrió la boca tanto
quien para siempre nos ha insultado
deshecho
muerto
apagado