DÓNDE

Dónde estaba mi corazón aquella tarde
de trombas frías y de alientos secos
cuando el carnaval se destejía entero en aceras nauseabundas
lejos de la sangre y del encierro
La nieve cubriendo los panteones
los círculos concéntricos del miedo que desmantelaban la ira
cuando el dinero se contaba en moneditas pequeñas
y el hambre calaba incendiaria entre la carne
Pudimos haber muerto entre tantos ignorados
como aquel hombre que roto el libro de su historia
perdió toda esperanza en aquellas horas
de bayoneta y fusil
de alarma y de disparo
Pudimos evitar las excedencias de lo humano
los actos sacrificiales uno a uno
como si de acuerdo con las aves tuviéramos el don de un cierto vuelo
la acción benévola
la exposición
la luz
la fuerza de resistir tanta barbarie
La larga estepa que destila huellas perentorias
ardides del obstáculo
mentes migratorias
Dejamos evadir las pisadas en el tiempo
perdidas como estamos en la noria del verdugo
los verdugos de a de veras
maestros
padres
hermanos
colegas
compañeros
rectores del cuerpo
inquisidores de lo cotidiano
Fuimos un agosto que se tuerce y luego se revienta entero de días mortecinos y de olor a podredumbre
al dejar aquella tarde todo a la fuerza de ese río siniestro
de sierras y cuchillos
de lanzas
sutiles coartadas
blasfemias escondidas
comentarios clandestinos
bombas
piernas lanzadas sobre árboles mullidos
campos de siembra
fosas de huesos y sonrisas que nunca germinaron algún claro gemido
Dónde estaba mi palabra y mi travestimiento
Mis tacones estruendosos de putita de feria
De maricona perdida
Dónde estuvo mi rabia contenida con la que el pretexto cotidiano era sólo una carcajada de ironías
Qué pasó que no dejé verter todo el poder de la tortura sobre mis ojos
O en los senderos de la piel falsos surcos de dolor
falsos abrojos
Dónde la voz estupefacta
El grito de la loca
La agitada respiración de un espía que se ensortija hembra y que todo lo corrompe
Dónde estaba mi corazón aquella tarde en que tus hilos se quedaron enredados en la madeja del tiempo
en los dedos mezquinos de los ricos
los fuertes
los varones
Hecha nudo tu vida en los embustes
pedazos de ignominias vaciados sobre el rostro
salitroso aliento de una familia conforme
Dónde estuve yo con mi perfume barato
mis audaces comentarios
mi cuerpo abierto
mis besos también tan lacerados
Pudimos evitar tanto suicidio
tanta pena diaria
los disimulados gestos con los que pedías auxilio
los altos niveles de desidia
la enfermedad medular de esta perfidia
y el aparente destino del capital desencarnado