DIARIO DE CAMPO ESCORT MUTE

13.09.2012 03:24

Mi hedor a sexo en la barba es un escándalo aún en el tiempo de la desvergüenza. Los secretos de la cama se imponen y la intimidad sigue siendo la forma de no activar la "cólera de Dios". Debo ser pulcra como un lirio, blanca, pero mi piel entera hiede a otras genitalidades. Esto es un suicidio académico, pues, a sus ojos resultará no más que un craso y vulgar exhibicionismo, pero se trata de romper la frontera de la dialéctica público/privado, binarismo que se yergue como dispositivo para el tabú y la doble moral. Cuánto hemos perdido de una vida feliz en las aulas y en la investigación científica. De qué ciencia es esta producción tan sierva del macho, de su imposición, su intolerancia, su trascendencia. Toda entera en fluidos y efluvios de órganos, como una especie de cloaca. Me río en la cara de la producción de la filosofía en América Latina, tan aduladora del falo de macho blanco europeo, a pesar de sus supuestas emancipaciones. Me río de los ríos de tinta que ya no dicen nada porque olvidan que decir es señalar un "quien lo dice, desde donde y hasta dónde le respeto". Todas mis venas llenas de una sangre poluta, una execrable vanidad en el vicio, toda esa en mi realidad que no se trasciende ni se anula. Estoy ebria de vida, mi cuerpo es un líquido que exhala aromas mortecinos, toda entera me supero, y voy, con toda certeza, hacia el cadalso de la vieja moral ¿Cuánto me importa?