OSCAR ARNULFO ROMERO

Arnulfo que enciende la palabra
en todos los altares
en estas periferias
y vibra telúrico en su vientre
y aclama
y bendice el pan y se desdice en tramas
camina 
se eleva
y vuelve 
y persigue con su pie de obrero 
con boca en llama
y baja al caluroso valle
Arnulfo que ampollas en los pies
que árboles de pueblo
que frutos germinando
osado en parsimonia
senderos dibujando
Arnulfo que gozo de la fe
que cimbra en la esperanza
que no vende la consciencia 
que prefiere aquella muerte 
que hace tiempo prolifera
ya que no le espanta
la de Allende
la de tantos que no dejaron la briega
Arnulfo que comulga
que confiesa
que se erige en maderos crucifijos
que sueña y que entorpece la voz del asesino
Ya no miran la historia de los padres
ya no ven las risas 
los enjambres
las locas muchedumbres
No recuerdan estos brotes delirantes
porque como dicen indolentes caminantes
¿para qué recordar tanta miseria?
Pero si se calla
la voz de los cantantes
nos recuerdan 
nos miran
interpelan como pájaros audaces
Arnulfo de la sombra
del pan y el vino mendicante
que curita en tregua
que obispo
que amor por los labriegos
que justicia en tierra
Arnulfo que no muera
que se reviva en cada hombre
en cada mujer
en cada turbulencia
La con orgullo travesti 
sacerdotiza en quimera
Arnulfo bien amado
Arnulfo que no cesa