ALICIA B

A Diana Olalde

Guijarro trémulo, pequeña nuez, lúbrica canción de primavera que me escurres tenue por cada uno de mis cien costados. Hija del aroma de nenúfares floridos en un lago de asfalto de huesos y de llantos. Pedacito de cartera que se cae del bolsillo sin perderse nada, excepto el viento que nos trae la noche con pisadas de espanto. Hilo de rosas, orgía de colores y de tardes esperando que el terrible sol se ponga para ver bordear tornasoles en tu vestido blanco. Niña hiperbórea como un hada marciana, una especie de borla que se cuelga de las mantas para evadir quebrantos. Pedacito de carne que se enrosca como un gusano tembloroso bajo un paraguas de noches, de esquirlas, explosiones y de cantos. Alicia de la nada, perturbada, ajena, irascible en esa pulsión escondida que resalta otro modo de ser mucho más que encanto.