DIARIO DE CAMPO ESCORT MUTE

13.09.2012 03:36

La primera noche estuve sola. No fue algo extraordinario ni premeditado. Sicedió. Así nació Escort Mute. No hubo proyecto, ni plan, ni idea que fincara en una cronología la intención. No había nada, fue exnihilo, como el acontecimiento, absolutamente kayrológico, vertical, irrepetible. Una llamada que concreta pautas: serás mi perra en silencio, Mute. El deseo se aviva en un síncope de su mismida

d, se quiebra, se reanuda, se retuerce, se lanza y se reúne, el paroxismo de una inmanencia apoteósica, indecente, impúdica, desorientada; locura. Pido un taxi para verme con el primer cliente, la puta sumerge, se alimenta de mi carne, no se ufana, se hace humilde como un graznido de ave, precaria. No hay necesidad, ni urgencia, ni falta de dinero ¿qué es? Un impulso que desconoce el borde. Es un hombre guapísimo, menor en edad, completamente drogado. Típico dandi posmoderno en un apartamento tan blanco que no provoca ni sentarse. Paso en silencio como se había pactado. Todo se torna un sórdido precipicio, absolutamente auténtico en la deliberación genuina del acto. La situación es alarmante ante el cuerpo que desea ser desmembrado parte por parte a punta de mordiscos. Antonio habla de cosas y se le traba la lengua en su estado cocainoide. Me ofrece algo de su soma, lo tomo, nada pierdo. El pacto tiene tiempo, el reloj apremia la situación pues cada minuto tiene un costo. No hay nada qué hacer más que usar una boca en las maneras más creativas y amables, ser Escort implica una alta calidad en el servicio. Mi cráneo rapado es objeto en sus manos; devengo saliva, fauces, caverna de dientes. El tiempo se quiebra y se paga el dinero, pero, se solicita más tiempo, mi gusto se exacerba y caigo fulminada en la alfombra de rodillas. La cosificación me fortalece y me adueña, soy el objeto de un fetiche de consumo, me rio de mí, me abismo de mi osadía. Encaramo mis labios en mástiles, los hago velas, y navego a puerto inciertos a punta de incursiones que rozan rudamente la garganta. Tengo el poder y me enseñoreo en ello, me celebro, me canto. Al final, ha pasado una hora y media, tengo suficiente dinero. Quiero ir a casa.