LLUVIA DE LA TARDE

Hoy llovió
el agua sonó cantarina en los tejados de la urbe
se multiplicó como cuando una mujer se afirma toda entera
sobre las cosas que ella no posee
que no quiere por dueña
que asume lejana
Como un pedazo de madera a la deriva
sin asir el mundo
sin desear encadenar tristezas
La lluvia vino y se anidó en canales y cloacas
se derramó entera como una mujer en alto anclaje de sí misma
lejos de sí misma
tan otra echa otra 
menos que carne y huesos incruztados en la historia
Mujer de la incansable lluvia de la tarde
entregada en senderos y avenidas
reluciendo con las farolas de los coches
haciendo del asfalto espejos septembrinos
aún en abril
al inicio de esta primavera
Lluvia de brazo extendido
de mano generosa
Diosa insidiosa que se desconoce y no se mira
sino que rueda
como si irse fuera toda la existencia
su existencia de agua
su oleaje peregrino
Hoy llovió y el andamio se lleno de grises
el agua refrescó los humos citadinos de fábricas y autos
y se hizo carne al traspasar las telas 
al tocar el tacto
Beso de la tarde sobre algunos rostros
lluvia femenina 
pertinaz abrigo 
en medio de absurdos desamparos